Anthony de Mello
miércoles, 6 de diciembre de 2006
Un sacerdote paseaba por la calle cuando, de pronto, vio cómo un niño se esforzaba, dando saltos, por llegar al timbre de una puerta. Pero el pobre niño era demasiado pequeño, o el timbre estaba demasiado alto. De modo que el sacerdote, para ayudar al pequeño, se acercó y pulsó el timbre. Luego, volviéndose sonriente al muchacho, le preguntó: «¿Qué hacemos ahora?». «Correr todo lo que podamos», respondió el niño.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
riiing raje
Publicar un comentario